Consideraciones y propuestas acerca del profesionalismo y de la ética médica

Los profesionales se abocan a debatir los principios éticos que rigen a la práctica médica. Desde Platón a los recientes descubrimientos de la genética, y el avance de la ciencia y de la tecnología son algunos de los nuevos factores que se discuten.

El ser profesional, palabra de origen latino, significa según la enciclopedia Sopeña "la acción de ejercer o enseñar una ciencia o una facultad, arte y oficio, con voluntad y perseverancia". Según el diccionario de etimología de Oxford es "declarar abiertamente, afirmar con lealtad y manifestar conocimiento".

Desde los orígenes de la historia, según lo definió Claude Bernard los médicos están llamados a atender la salud, investigar y transmitir conocimientos. Todo esto queda plasmado cuando se dirige al paciente con la pregunta "¿Cuál es su problema?". En esta simple apertura de diálogo se está diciendo que existe la capacidad para ofrecerle soluciones.

Staffieri definió bellamente al profesional de sus sueños como "el médico que deseo es un poco sabio, un poco artista, un poco héroe y un poco santo, no me preocupa que no llegue a alcanzarlo, lo que me angustiaría es la falta de deseo ferviente de conseguirlo".

¿Es así realmente? Depende del esfuerzo o se puede simbolizar la actividad profesional como el clásico cuento del Tíbet que narra como un joven desnudo cabalga alocadamente en su caballo desbocado y un anciano le pregunta: ¿A dónde te diriges?, a lo que responde el muchacho: "Pregúntale a mi caballo".

Hace 30 años existía un acuerdo tácito entre los médicos de aceptar las tradiciones milenarias y nadie osaba discutirlas. Estas tradiciones se presume que se originaron en el Juramento Hipocrático así como en los libros deontológicos de la misma escuela. Los conceptos vertidos en esos escritos eran asumidos como intocables.

Hoy el solo pensar en las palabras tradición e intocable mueve inmediatamente al escrutinio crítico. A esto, se agregan los cambios de la práctica médica que se han producido en el transcurrir de los siglos lo cual moviliza la curiosidad para evaluar la vigencia de estos códigos o mandamientos. Valga como ejemplo de estos cambios la experimentación con seres humanos, los conocimientos de genética, la ética social y las multiculturas con una desbordante y masiva posibilidad de comunicación.

Se bucea en los planteos filosóficos del Juramento Hipocrático para responder a los conflictos éticos como el aborto, la eutanasia (que genera acalorados debates), el suicidio asistido, entre otros. No se pueden pretender verdades irrefutables transmitidas sin cambios hasta nuestros días. En este sentido Pellegrino, de la Escuela Ética de Georgetown, se plega por "la importancia de los conceptos de la tradición hipocrática y no por el Hipocratismo".

El desafío se encuentra en detectar el "core" de la tradición que defina al profesional médico y a su comportamiento. Encontrar todos aquellos principios por los cuales pueden ser evaluados por sus pares. Bucear en los reales orígenes del juramento, en sus paradigmas, para identificar sus objetivos.

Si se observa detenidamente la ética hipocrática no es difícil encontrar su vinculación con los principios de las religiones más numerosas del mundo occidental: cristianismo, judaísmo e islámicas. Dichas religiones definen la medicina como una vocación y al médico como un instrumento de los poderes de Dios.

Naturalmente en la práctica concreta de la profesión todo se ve influenciado por las creencias personales de cada médico. De sus ideas personales, sociales y políticas lo cual le da una óptica especial a las pautas tradicionales.

Estas pautas indican:

• La dedicación primaria al bienestar del paciente.
• Primero no producir daño y defender siempre la vida
• Respetar el silencio de las confidencias
• Altruismo
• Caridad con el carenciado
• Fidelidad confiable, compasión por el paciente
• Mantener las competencias
• Evitar relaciones no profesionales con pacientes

Sobre estas claras indicaciones surgen desafíos. La evolución y los tiempos crean problemáticas nuevas y situaciones de conflicto de intereses que escapan a toda posible previsión. Se pueden mencionar algunos para entender la complejidad de lo planteado:

• El prodigioso avance de la ciencia y de la técnica que invade y desplaza inclusive el espacio cotidiano de la actividad médica.
• La democracia participativa que se vive tanto en lo civil como en la explosión de expresión de los derechos y en los conflictos de interes entre las partes. A esto se agrega la falta de madurez política para entender que la libertad termina donde empieza la del vecino.
• El desafío a la autoridad, privilegios o elitismo de individuos o instituciones.
• La declinación de las creencias religiosas y la secularización de la vida civil.
• El crecimiento de los litigios médicos.
• La legitimación de la comercialización, el desarrollo de la empresa medica así como la inclusión en el léxico de principios costo-beneficio.
• La proliferación de pluralismo en teorías éticas y el escepticismo posmodemo del mundo que toca vivir.
• La invasión del espacio de la relación médico-paciente por los sistemas de prestación, afectando inclusive el secreto médico.
• La precarización en la práctica, al no valorizar a la hora del reconocimiento pecuniario, el acto médico.

Estos factores, mencionados en forma aislada o en conjunto, con una avalancha de improvisados opinadores en los medios masivos de comunicación, esgrimiendo diferentes posiciones y desde diferentes perspectivas van sin duda creando problemas a todos los preceptos de la tradición hipocrática.

El médico del futuro se enfrenta con dilemas de marcada fuerza. Y es a las nuevas generaciones que le corresponde debatirlos. En el cambio curricular que se está llevando adelante en la Facultad de Medicina esta temática está presente. El resultado de la nueva curricula será lo que defina el profesional médico que se desea desarrollar.

Nuevas propuestas

Sin pretender abarcar el importante desafío, en el deseo de afrontarlo con las riendas en la mano, es que es de interés considerar los planteos de Pellegrino, que propone:

• Recuperar en estado prístino el Juramento Hipocrático como cimiento donde todo principio de ética médica debe ser sostenido.
• Reconstruir nuevos códigos universales apoyados en una filosofía moral preservando aquellos valores inmutables y modificando lo que no es.
• Poner al día la tradición adaptándola a la sociedad contemporánea reteniendo lo que tiene valor y eliminando lo que no tiene vigencia. La tradición hipocrática no es estática, puede crecer y mejorar, preservando lo bueno, modificando y actualizando o nuevo y permitiendo eliminar lo que no corresponde.
• Permitir pluralidad de códigos que permitan adaptamos a diferentes culturas así como valores comunitarios.
• Rescatar valores religiosos como principios guías de ética en la nueva medicina.

Y, finalmente, al hablar del profesional médico, recordar a Platón que tal vez fue el que mejor lo expresó al decir:

"Ningún médico, en tanto que es un médico, debe considerar su beneficio en lo que prescribe sino el bien de su paciente".